Al atardecer me acerqué a Ella.
Era inmensa, estaba protegida con una manto azul y aún asi pude acariciar su piel.
Mis manos en su panza me hablaron de viajes, de idas y venidas marcadas por la luz.
Como cuando en el teatro se levantá el telón y el sol se oculta en el horizonte.
Me contó que su madre tejía redes y su padre hacía reir a los más pequeños cuando llegaba a tierra.
Ella elijío ser de Amor.
Amor que remienda.
3 comentarios:
Hermoso!!!me encantaron los detalles en las fotos,la belleza de lo aparentemente frágil.Bello.
Eres tan dulce y frágil... y llevas dentro luz de alguna playa de por aquí!! Besos, gracias por la visita!!
Precioso!!! las fotos son muy sugerentes.
Besos
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