A Nausica que me enseñó a escuchar mi interior y a plasmarlo lo más sinceramente posible le dedico este trabajo.
He recreado el espacio del taller*, las condiciones más próximas a su metodología y también sus palabras, aquellas que a pesar del pasar de los años me han quedado grabadas porque aportaron mucho más de lo que podría imaginar años más tarde.
Dejarse ir ante un espacio en blanco no tiene más misterio que acercarse con el corazón a quien uno es en ese preciso momento. Escucharse y sentir. Recuerdo un cerrar los ojos y dejarse llevar. Abrirlos y descubrir.
Algo esencial es el abrir la mirada a las anécdotas. Aquellas que cuando aprendí a observar sin prejuicios y control me hacían sonreir y me instaban a dialogar.
El sueño de lo imaginario se vuelve tangible. Es posible darle vida e inventarle una historia, aquella que desenreda la realidad del presente y la vuelve perdurable en el tiempo. Crear un hogar para una criatura frágil, dulce, sútil, una de esas que si sopla el viento emprenden un viaje pero si hace sol de primavera puedo verles al detalle su estructura etérea.
Marta Miguel
1 comentario:
Lo q dices y lo que haces están muy cerca, son la misma cosa y eso me dice q estás diciendo_haciendo desde el corazón q es desde dónde pienso se miran las cosas. Te felicito por tu trabajo en general, es un trabajo horizontal en el q como creadora no estás ni por debajo ni por encima de tu obra sino a la par, en diálogo sincero y amoroso. Y gracias por el post! bsxxx
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